Arnau Pece i Elías Carneros – Un día más en la calle
Ya eran dos años en la calle y seguía sin saber qué sería del futuro o si habría un buen futuro para mí. Ganaba muy poco dinero, ya que lo único que hacía era sentarme con un viejo sombrero y poner cara de niño bueno. ¿Pero qué más podía hacer? Sólo soy un niño de 12 años que no había ido nunca a la escuela y había sido abandonado por su familia. ¿Quién podría esperar nada de mí? Esto pensaba antes de conocerlo.
Era una mañana como cualquier otra, en la calle no había nadie. Unos minutos más tarde, apareció un viejo encorvado que se sentó a mi lado. Me sorprendió, porque la gente nunca se acercaba a mí. Intenté hablar con él, pero no me respondía. Parecía sordo. Después de un rato, se levantó dificultosamente y dejó una pila de monedas en la gorra. Esta historia se repetía día tras día. Cada vez lo esperaba con más entusiasmo porque era la única persona que me acompañaba.
Una madrugada decidí dar un paseo. Pensé sobre mi futuro, sobre mi vida. Más tarde, vi una persona sentada en la calle, pobre como yo. Me acerqué y me situé a su lado. Finalmente, alzó su rostro. Era el viejo. El viejo que me daba dinero cada día, sin falta. Nos quedamos mirando y luego le abracé. Abracé a una persona que prefirió cuidar de un niño desconocido que de sí mismo.