PREMIS SANT JORDI 2023 – CONCURS LITERARI LLENGUA CASTELLANA

Edgar Luque (2 BAT) – Helado y arrepentido.

Día 1: Hoy me desperté sin recuerdo alguno, dentro de un iglú. Dos hombres yacían —y lo siguen haciendo— en el suelo, inmóviles. Muertos. Creo que eran mis compañeros, mas no recuerdo sus nombres. Mucho menos qué les pasó. Al revisar sus cuerpos, noté grandes cortes en brazos, abdomen y cuello. Desconozco si les atacaría un animal. He comenzado este diario con la esperanza de que me ayude a recuperar mis recuerdos.

Día 2: Hoy he salido a pescar. No picó ningún pez, pero pesqué un par de recuerdos. Uno de mis compañeros, el rubio, se llamaba Jake. Se pasaba el día pescando, y se le daba excepcionalmente bien. Recuerdo bromear con él, diciéndole que acabaría con toda la biodiversidad de la zona a ese ritmo. Aunque… esos recuerdos felices no hacen sino entristecerme porque ahora esté muerto. Sigo sin saber qué ocurrió.

Día 4: Hoy un par de peces han mordido el anzuelo. Me he comido uno y he reservado el otro para la cena. También he recordado lo que hacíamos allí. Estábamos investigando algo, aunque no recuerdo exactamente el qué. En el iglú no hay microscopios ni nada parecido. Desde luego, Jake, Mike (¡Se llamaba Mike! Ese me acaba de venir ahora) y yo debíamos estar locos. Nadie en sus cabales se iría a investigar a un sitio así. En medio de la nada absoluta, rodeados de kilómetros y kilómetros de nieve.

Día 8: Llevo un par de días investigando la zona, esperando recordar algo. No ha habido suerte. Aunque sí que me he topado con algún animal salvaje. Eso me ha hecho sentir menos solo.

Día 11: Hoy he tenido un encuentro repentino con la muerte. Si hubiera sido tan solo un poco más lento, ese oso me habría matado. Por suerte, solo me ha hecho una herida en la pierna y otra —más pequeña— en el pecho. Aunque no son heridas mortales, duelen bastante. En el lado positivo, esto me ha hecho recordar que Mike era médico. Me cauterizó una herida en el brazo una vez. Desearía saber cómo lo hizo, o con qué instrumentos.

Día 14: Hoy se acerca una tormenta de nieve. La puedo ver venir desde la puerta. Parece bastante intensa; me pregunto si derribará el iglú. Sé que debería hacer algo al respecto, pero no logro moverme: la herida me lo impide. Y aun si sobreviviera a la ventisca, la sed o el hambre me terminarían matando de todas maneras. Afortunadamente, ya he recuperado mis recuerdos. Por lo menos la mayoría, los importantes. Aunque no sé si eso me tranquiliza; hay cosas que preferiría no haber recordado.


En un momento como este, estando totalmente solo, con heridas que Mike habría podido curar, sin la comida que Jake solía pescar para nosotros, al borde de la muerte, un único pensamiento cruza mi cabeza: realmente me arrepiento de haber asesinado a mis compañeros.