PREMIS SANT JORDI 2023 – CONCURS LITERARI LLENGUA CASTELLANA

Enyi Qiu – Vangio.

Era mitades de enero, en concreto era domingo quince de enero del 2023, el reloj de Lyne marcaba 15:01, tenía ganas de irse pronto a casa para descansar, después de una larga mañana, pensaba cerrar la cafetería Vangio cuando se levantara un grupo de amigos que estaban tomando café en la terraza. Ella sabía que no se iban a levantar pronto, eran habituales y los conocía bien, todos querían un café bien caliente para que no se les enfriara de tanto tiempo hablando. Al cabo de un rato se dió cuenta de que una chica se había sentado no muy lejos del grupo, en la esquina izquierda del parasol. Lyne se dirigió donde estaba la chica, era joven y de baja estatura, vestía una ropa gruesa y holgada con una gorra de lana encima de su cabeza, tenía unos ojos marrones y un cabello negro con puntas de color nieve y una expresión alegre.
–¿Qué va a tomar hoy? –preguntó Lyne después de saludarla, era la primera vez que veía a la joven por los alrededores.
– Dos carajillos, uno de Torres Cinco y el otro de Whisky por favor.– contestó con entusiasmo.
La camarera asintió y fue a la cafetera a preparar el pedido, se extrañó, ya que en la mesa nada más estaba ella, peró pensó que podría beberse uno primero y después el otro como lo hacía la anciana Isabel o podría estar esperando a alguien como en la mayoría de los casos, peró no acertó en ningún caso. Sirvió los cafés con cuidado y algo de miedo por si se derramaban, porqué por experiencia propia, el alcohol en el café era más propenso a derramarse. Las manos siempre le temblaban mas siempre aguantaba una sonrisa en la cara. Cuando los platos que sostenían el carajillo junto al azúcar y la cuchara aterrizó a la superficie de madera recibió un gracias de parte de la joven, se fue a dentro de la cafetería para aburrirse un rato más. Un segundo más tarde escuchó a la chica hablar con alguien, y pensó que alguien vino, miró a fuera y se dió cuenta que no había nadie más en su mesa y estaba hablando sola.
– Ahí al lado jugaba yo contigo cuando éramos pequeños– se le escuchaba decir– Me divertía tanto contigo– Al oír aquello, la camarera se asustó un poco, estaba hablando sola y su teoría era que estaba alucinando con alguien que murió. Al cabo de una hora de charla con aquella persona imaginaria, la chica pagó los dos cafés, uno de ellos estaba lleno y frío. Así fueron los 4 domingos siguientes, después del séptimo ella no vino más.
Hoy como de costumbre se aburría y esta vez, se puso a mirar las noticias del periódico de la ciudad, se encontró en el titular qué una chica de unos 30 años, murió por inanición hace una semana. Entraron a su casa ayer, después de múltiples quejas de los vecinos que la casa olía a queso podrido y que llegaba a sus hogares, habían llamado varias veces a la puerta pero nadie respondía. El cartero también dijo que el buzón de la puerta de dicha casa estaba tapado con tela y no podía dejar ni una carta. Cuando la encontraron casi no tenía piel y se podía apreciar bien su esqueleto. Al lado del cadáver, encontraron una libreta que parecía un diario. Según la noticia la última página de la joven llamada Astrea decía que le prometió a Gabriel que se esperaría en la puerta hasta que regrese, y no se moviera de ahí. Pasarón los días y no volvía, y acabó muriéndose de hambre. Encontraron los documentos de Astrea y al parecer era una viuda que anteriormente estaba casada con Gabriel Surián, un soldado que murió durante una guerra. Y han declarado que lo más probable es que Astrea después de la muerte de su marido desarrolló esquizofrenia, la cual hizo que ella creyera que su marido aún seguía vivo y con ella.