Ella lo mató

Aquí os dejo algunos de los escritos que han hecho los alumnos de primer curso de la ESO, en la asignatura de Lengua castellana, a partir de la idea Ella lo mató.

Ella lo mató

 

Era una fría noche de otoño. Faltaba poco para que cerraran todas las tiendas de la ciudad. Eva, como de costumbre, fue a visitar a Leo a su trabajo para luego ir juntos a casa. Leo trabajaba en el colmado de la esquina de la calle Boston. Tomás era jefe del colmado, tenía la misma edad que Eva y Leo. Eva odiaba a Tomás. No había razón, sólo que no le gustaba ni su aspecto, ni su carácter, ni nada… Aquella noche, Eva llegó al colmado a las ocho y media; antes de que la tienda cerrara a menos cuarto. Al entrar, vio a Leo en el cajero y fue corriendo a abrazarle. De repente entró Tomás y los miró con cara de asco. Luego Eva lo miró con cara de odio. Para seguirle el rollo, Tomás imitó su cara y eso hizo a Eva enfadarse más… Parecía un juego de miradas. Leo se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo y fue a parar esa batalla de miradas con un cambio de tema…

 

            -Tengo que decirte algo… Pero en privado. Vamos al almacén. – dijo Leo a Eva. Eva asintió con la cabeza y allí fueron. Se notaba que Leo estaba nervioso. Pero tenía que decirle eso… “¿Qué será?”, se preguntaba Eva.

 

Leo tragó saliva y se lo dijo:

 

            -Oye, Eva… Que mira: yo sé que me quieres, pero tengo la sensación que lo nuestro no vale la pena. Ya sabes… Que deberíamos cortar… – Dijo Leo sudando por los nervios.

 

            -¿Vas enserio…? Pero yo te quiero… Y… – dijo Eva. Empezó a llorar sin parar y muerta de rabia se fue corriendo hasta la parte de delante de la tienda.

 

Allí la vió Tomásy no le gustó nada. Les había estado espiando… De repente, Eva cogió el cuchillo que había en la mesa de cortar las frutas que había usado Leo para cortar una piña a la última clienta. Eva, descontrolada, amenazó a Tomás con el cuchillo.

 

            -¡Tú! ¡Ya no te aguanto más! ¡Vete de este mundo! – dijo Eva. Y se fue acercando hacia Tomas con el cuchillo en las manos. Pero de repente apareció Leo y la frenó.

 

            -Si quieres matar a alguien, ¡mátame a mí! – dijo Leo. Él se pensaba que Eva no iba a hacerle caso pero todo lo contrario: Eva fue directa hacia a él y lo mató. El grito agudo de Leo se escuchó por todo el vecindario de la calle Boston.

 

            -Ahora te toca a ti… – Tomás no tenía escapatoria; pues fue la segunda víctima.

 

Eva, inconsciente de lo que acababa de hacer y aún llorando, se marchó corriendo y escondió el cuchillo sangriento en la primera alcantarilla que vio.

 

En pocos minutos, los vecinos, al oír el grito de Leo, llamaron a la policía. Tomás, por suerte, solo resultó herido por un leve corte en el estómago; pero Leo había muerto.

 

Los policías investigaron por todas partes si había alguna pista. Tomás no podía ayudar, porque además del corte se había quedado inconsciente. Todos sospechaban que fue la señora de la limpieza la que mató a Leo, que en esos momentos estaba limpiando el baño privado y no se enteró de nada, ya que creen que no había nadie más en el colmado. Pero ella es inocente…

 

Al cabo de diez días, invitaron a Eva al juicio que se celebraría pero Eva solo tenía el papel de público. Tomás ya estaba recuperado.

 

La primera parte del juicio fue muy aburrida, hasta que dieron la palabra a Tomás: sus palabras fueron pocas y claves. Dejaron a todo el mundo de piedra.

 

            Ella lo mató. – dijo Tomás señalando a Eva.

 

 

Júlia Adalid

1r A

MOSQUITO MUERTO

Un buen día, una niña que le gustaba mucho leer, estaba leyendo un libro en su habitación. Todo estaba tranquilo. La niña leía en paz.

Nada la molestaba hasta que en su habitación entró un mosquito. Este volaba por la habitación de un lado a otro.

Ella no hacía caso al mosquito.

Después de unos minutos, el insecto volaba cerca de la niña y este empezaba a molestarla.

Transcurrieron más minutos hasta que el mosquito la picó. Fue la gota que colmó el vaso. La niña intentó hacer que el bicho salga de su habitación pero no lo conseguía.

Lo intentó hasta que se dio cuenta que no había manera.

Puso las manos en la posición correcta y esperó a que el mosquito dejara de volar un poco. Cuando el insecto voló con más lentitud, ella lo mató. Cogió el mosquito muerto y lo tiró por la ventana.

Se puso a leer de nuevo, otra vez, nada la molestaba.

Loredana Sandu

1r C

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